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“ ¡CÓMO RETORNAN UNA Y OTRA VEZ LAS VIEJAS IDEAS! ” (*)

Lic. Máter Olga Mabel info@olgamater.com

 

“Trajeron el mal las manzanas Eva con ellas la muerte, Eris las llamas de Troya, tú las dos, llamas y muerte” Heinrich Heine (1)

S. Freud describe en una de sus conferencias, en 1932, una visita a su ciudad natal, en la que escuchó a un médico decir, que indicaba a sus pacientes – campesinos eslovacos- como diagnóstico: “Lo que tiene usted es que le han embrujado”, de este modo le dice se “van satisfechos, pues es precisamente lo que esperaban”, para ello “a la hora de consulta acudían los pacientes a su gabinete, se sentaban en fila e iban levantándose y acercándose a él sucesivamente para contarle sus síntomas. El médico los reconocía, se orientaba y les comunicaba su diagnóstico… que era siempre el mismo” y agrega: “No sospechaba yo por entonces en qué circunstancias volvería a hallar una situación semejante” (2), plantea sus diferencias con quien fuera uno de sus discípulos; no improvisa a diferencia de años anteriores, debido a sus problemas de salud, y continúa: ”Trátese de un homosexual o de un necrófilo, de un histérico angustiado, de un neurótico obsesivo o de un demente furioso, el psicólogo individual de la escuela de Adler indicará, como motivo principal de su estado, el deseo de hacerse valer, de sobrecompensar su inferioridad, de quedar arriba, de pasar de la línea femenina a la masculina. Algo muy semejante oíamos ya los estudiantes de mi tiempo cuando se presentaba en la clínica un caso de histeria: los histéricos producen sus síntomas para hacerse interesantes, para atraer la atención sobre ellos.” * Ideas que vuelven una y otra vez desde diferentes campos, hoy a comienzos del siglo XXI, como un siglo atrás, desde el inicio del capitalismo moderno al actual, una escena recorre algunos espacios públicos como privados, se oferta desde los medios de comunicación, junto a soluciones rápidas, mágicas y acorde a la época light; no solo en el área rural, sino de manera globalizada se promueven homogéneamente maneras de gozar, excluyendo la subjetividad, y convocando a “brujerías” de diferente tipo y factor – lo somático, lo hereditario, lo espiritual, lo místico, la criminalización, las ciencias, lo tecnológico, entre retoños del pasado, pretendiendo desautorizar los pilares conceptuales del psicoanálisis, y su validez terapéutica. Puede leerse en el diario Clarín (2004) “ Crean un sistema que ayuda a soñar lo que uno quiere” •a posteriori las diferentes señales de televisión confirman, reseñan la noticia japonesa, ó en el mismo medio “Amor perdurable gracias a una hormona” y agrega “Dicen que la oxitocina sería responsable de la duración de los vínculos personales” ; reducción de la vida erótica humana al reduccionismo biológico, señalando entre otras cuestiones “Todo esto explica, entonces, por qué ante una situación de estrés la mujer acude a otra mujer, y por qué esta charla deviene un bálsamo y una fuente de salud. Lo contrario a la actitud masculina” señala quien escribe el artículo periodístico, una Otra mujer que alivia, responde algún misterio, hormonas, ubicaciones cerebrales, humorales, para acallar lo que el psicoanálisis en el siglo ha desplegado. Algunas ideas retornan, Freud en diferentes momentos de su obra responde a ciertos enigmas que tanto desde la clínica como desde el movimiento psicoanalítico se le presentan, subversiones de otro sujeto como Heine en cuanto poeta del siglo XIX, daba cuenta del amor y el dolor, de la vida y la muerte, como sentimientos contrapuestos, “no sólo en él sino como ley de la naturaleza” señala L. Fayad (3) y sirviéndose de los sueños, realización de deseos ó pesadillas, un Otro en cuanto deseante ó gozador, a sus preguntas de “¿Qué me quiere el Otro?”, se advierten conceptualizaciones que a posteriori, la obra freudiana despliega, entre ellos: los sueños, el amor, la muerte, en síntesis pulsiones de vida y de muerte. H. Heine muere en París en 1856, a meses del nacimiento de Sigismund Schlomo Freud, ambos de familias judías, siendo el segundo lector del primero, del cual expresó: “Hombre de elevada inteligencia”, Heine estuvo relacionado con el abuelo de la esposa de Freud, Isaac Bernays, y uno de sus hermanos fue el primero en imprimir un poema de Heine.(4) Freud, apellido elegido, luego de un edicto de Joseph II, significa “alegría”, Sigismund “era un nombre alemán derivado de la palabra Sieg (victoria). Shlomo (Salomón)1, era un nombre hebreo que se le impuso en homenaje al padre de Jakob, que había muerto recientemente. Los dos nombres reflejaban el medio histórico y cultural “ (5). Victoria de su escucha y por su pluma, a fines del siglo XIX, parte del paradigma de la histeria, junto a los sueños; por medio de su ingenuidad experimental 2 fundamenta los enigmas que en el transcurso de su obra lo interrogan desde la clínica y que teoriza, enigmas, entre ellos de: la sexualidad, del sexo, de los sueños, de los actos fallidos, de la esfinge de Tebas, de las teorías infantiles sobre el origen de los niños, el horror al incesto, del tabú y del chiste, de la inclinación al suicidio, el duelo, lo siniestro, las masas, la telepatía, la muerte, la femineidad, la vida erótica, el amor y su transferencia, interrogantes por los cuales afirma al inconsciente en sí mismo como enigmático. S. Freud señala acerca de las leyes del inconsciente, partiendo del sin sentido, para que adquiera una significación subjetiva acorde a cada sujeto en tratamiento, mientras contemporáneamente a E. Kraepelin y Ferdinand de Saussure, el mal de las manzanas, de las viejas y nuevas ideas, diferentes respuestas ha cosechado, y otras no dejan de insistir en su retorno. Así E. Kraepelin (1856 – 1926), realizó una clasificación nosográfica destacada para su época desde el saber médico – psiquiátrico; pero desde otro punto de vista, no pudo deshacirse de la época señalando, como sus antecesores y otros coetáneos, la necesariedad de la medicalización del enfermo y considerar al loco como peligroso al cual hay que encerrar (6), creando términos, perseverando en el alienismo que desde Pinel encuentra su apogeo. Mientras Ferdinand de Saussure (1857 – 1913 ) padre de la lingüística estructural en 1906, rompe con los ideales de la gramática evolutiva o normativa, siendo su Curso de lingüística general, publicado por primera vez, a dos años de su deceso, en 19153, obra que S. Freud desconociera y acompañara desde sus intervenciones clínicas como escritos. Pasaje de una clínica de la mirada a una clínica de la palabra, de la escucha que comienza a construir entre idas e ideas, deviene una teoría y una práctica que para tomar distancia de los postulados de la época se acerca a la clínica cuestionando, pero como lo señala L. Israël (1979) “¿Freud se aproximó a las histéricas o han sido las histéricas las que se acercaron a Freud?” (7). Interrogantes freudianos, que lo conducen a la histeria y los sueños, cuestionar enigmas de la humanidad: entre la vida, la discordia (Eris) y la muerte; mientras Heine en sus versos se dirige a personajes femeninos en diversas ocasiones ( una mujer, su lengua, la patria, la muerte), es J. Lacan quien en 1963 señala “la famosa historia de la manzana; cualquier objeto, aun superfluo para ella (…) lo que le interesa es el deseo del otro”, al sostener que “Ella se tienta tentando al otro” (8). El enigma de la histeria de fines de siglo XIX, tentó a Freud y desde la antigüedad a diferentes pensadores.(Desde la concepción griega (papiros de 1900 a. e.) hasta el siglo XVII como un desorden uterino y no mental, a 1618 con las primeras teorías del sistema nervioso, se relacionó la histeria con la epilepsia, hipocondría, neurastenia (antes de 1894), conceptualizado por diferentes autores y en los comienzos de la nosología freudiana, recién en 1896 junto a las neurosis obsesiva). Pero ellas han, en palabras de Sara Glasman (1979) “Elogio, entonces, de la histérica: es fundadora, pero a condición de descubrir luego su trampa.” (9); ellas venían buscando, de médico en médico, e internaciones como diagnósticos y tratamientos fallidos, con sus padeceres se hacían oír, como lo ha filmado el director australiano Jane Campion en “Un ángel en mi mesa” diagnosticada e internada como esquizofrénica he ahí una histeria, con sus misterios. Fines del siglo XIX, junto a concepciones como el de “ciudad degenerada”, sosteniendo que los judíos eran iguales a los enfermos mentales, al hospital, señala E. Roudinesco (1999) iban las mujeres, los pobres, las prostitutas, las madres solteras, la sociedad de Viena presentaba una “obsesión por la sexualidad”, agrega la autora mencionada, en cuanto en los no dichos lo sexual se desliza, en el campo médico4, literario, artístico y filosófico, teorías hereditarias – degenerativas – por contagio – alienistas – eugenistas, entre otras, por lo cual Freud para sostener las nociones de sexualidad y de histeria debe abandonar la nosografía racista de su época. S. Freud luego de su paso por las lecciones y las histéricas que Charcot presentaba en París, ya entusiasmado por la paciente de Breuer, Anna O, comienza a construir su edificio teórico-clínico, de las certezas sobre “brujerías”, “demonios”, “herencias” y “contagios” a dudar sobre diferentes respuestas posibles, de una conciencia dominante, hereditaria y bien intencionada de quienes las promulgaban a la descentración del sujeto, cuyas modalidades neuróticas reseñará mediante sus paradigmáticos historiales clínicos. Enigmas en cada sujeto, pensamiento moderno freudiano, del cual posteriormente señala J. Lacan su subversión (1976) “Es un asunto de enunciación y la enunciación, es el enigma” (10). El sujeto escindido implica que el enunciado marca la intencionalidad conciente (cadena significante inferior del grafo del deseo, va del significante a la voz), en cambio, la enunciación inconsciente (parte superior del grafo, del goce a la castración) en cuanto el inconsciente es el discurso del Otro. Las neurosis como respuesta al Otro que de manera operatoria constituye al sujeto (alienación – separación) particulares maneras de articular sus enigmas señalan su modalidades (histérica u obsesiva) debido a que la ananké somática da paso a un cuerpo gracias a la dialéctica del deseo, demanda del y al Otro mediante, en términos de J. Lacan (1960) “El neurótico en efecto, histérico, obsesivo o más radicalmente fóbico, es aquel que identifica la falta del Otro con su demanda O con D. (…) la demanda del Otro toma función de objeto en el fantasma, es decir que su fantasma (…) se reduce a la pulsión S D.” (11). Grafo que es “una representación topográfica de la estructura del deseo” (12), en cuanto preguntas del sujeto y sus posibles respuestas a ¿Qué me quiere el Otro? si es imprescindible que quiera algo, remarcando el “me”, se sostiene la duda sobre que quiere, implica al sujeto, y se lo plantea al Otro, me desea ó me goza, consistencia, falta, trampas y horror, que señalan la conceptualización central sobre la castración freudiana y distingue las respuestas de quienes en cuanto analistas dirigen tratamientos, a comienzos del siglo XX y del XXI, puesto que como se supone al sujeto, se responde en las sesiones, lo cual delata que enigmas clínicos a cada quien interroga y posición ante los mismos. Sujeto y discurso, si Charcot en 1867 expresó “Nadie puede olvidar que la ciencia no es de ningún país y que no le pertenece de propiedad a ninguna raza” (13), en 1872 ya es reconocido internacionalmente, anticipándose a otras divergencias que plantearía luego de la difusión de sus desarrollos, por la publicación de sus “lecciones” y lo expresado a posteriori por Freud, como sus respuestas opositoras que señalaron diferencias entre judíos, no judíos, suizos, austríacos, semitas, arios, antisemitas, etc. Ahistoricidad de las estructuras que sostuviera el médico francés al decir “La histérica, es la misma en todas partes”5 y a la cual en 1977, J. Lacan señalara en su conferencia en Bruselas expresando: “¿A dónde han ido a parar las histéricas de antaño, esas mujeres maravillosas, las Anna O, las Emmy von N.? No sólo representaban cierto papel social seguro, sino que además, cuando Freud se puso a escucharlas, fueron ellas quienes permitieron el nacimiento del psicoanálisis. Con su escucha inauguró Freud una forma de relación humana completamente nueva. ¿Qué será lo que ha reemplazado hoy a los síntomas histéricos de otrora? ¿No se habrá desplazado la histeria al campo social? ¿No habrá sido reemplazada por la locura psicoanalítica?” (14). Tiempos locos aquellos, para diferentes partes del mundo, tiempos en los cuales la palabra, el lenguaje, el mal decir de muchos se unía al mal hacer, del maldicho malentendido al maldito y canalla de la década de los setenta, Lacan en 1972 (15) comienza a dar cuenta del discurso como “un lazo social basado en el lenguaje” y plantea cuatro lazos, del amo, universitario, el de la histérica, y del analista. Mientras el primero oculta la división subjetiva, el segundo es hegemónico en la ciencia moderna, en el tercero primigenia al sujeto y su síntoma, por cuanto el analista “histeriza” el discurso del analizante, discurso del analista inverso al del amo, no predomina la dominación del Otro, ni del saber – a diferencia de los dos discursos primeros. En palabras de J. Lacan: “ En el discurso analítico, se trata siempre de lo siguiente: a lo que se enuncia como significante se le da una lectura diferente de lo que significa” (16) y posteriormente dice “El discurso de la histérica le enseñó esa otra sustancia que cabe toda entera en esto: hay significante. Al recoger el efecto de ese significante, en el discurso de la histérica, supo darle el cuarto de vuelta que lo convirtió en el discurso analítico” (17). Del discurso de la histérica al del analista: su escucha , lectura e intervención, lo cual denota diferentes posibles respuestas de analistas, de éste modo: cómo y desde dónde se escucha, para una lectura posible que posibilitará desde allí intervenir. • Otro del psicoanálisis: de los primeros tiempos a la obligatoriedad del análisis didáctico a partir de 1925; desarrollos freudianos hasta sus obras póstumas, posfreudianos, J. Lacan, M. Klein y su desarrollos, el conductismo, la psicología del yo, etc. • Incidencias de los cambios en la matríz de la subjetividad en cada época y el Otro sociocultural. Escribe Freud a Fliess ( 12 / 06 / 1900 ) acerca de su deseo de un homenaje, por su investigación publicada en “La interpretación de los sueños”, cuyo epitafio aspirado dice: “Aquí, el 24 de julio de 1895 se le reveló al Doctor Sigmund Freud el enigma de los sueños”, deseo que se realiza en presencia de E. Jones décadas posteriores a su anhelo. Modificaciones en las subjetividades y en el movimiento psicoanalítico; de los “congresos” de Freud con Fliess, las Reuniones Psicológicas de los miércoles, – según E. Roudinesco (1988) una “horda activa” tiempos entre 1902 y 1907, señala, la creación después de la I.P.A., su participación en los congresos de la asociación internacional, como por ejemplo su exposición acerca de “El porvenir de la terapia psicoanalítica” (1910 – 2do. Congreso en Nuremberg), en el cual expresa: “Ningún analista va más allá de lo que le permiten sus propios complejos y resistencias internas” y agrega “que el paciente pueda producir sus propias respuestas” (18) advierte Freud anoticiado de diferentes sucesos e intervenciones inoportunas de sus discípulos 6, respuestas que le señalan lo enigmático del inconsciente y los analistas; el Comité,- señala E. Roudinesco (1988) “un amo sin mando” acerca de Freud, en éste período a diferencia de los posteriores (Tomo 1 – pág. 101). Diferencias acerca del análisis profano, y otras conceptualizaciones y más rupturas con quienes lo acompañaban, circunstancias públicas internacionales de oposición, como lo sucedido con Allen Star, un conocido neurólogo norteamericano, quien aparece en el New York Times como “libertino vienés” (19). Se dirige a Ferenczi, en 1918 al decir: “Por nuestra parte rehusamos decididamente adueñarnos del paciente que se pone en nuestras manos” (19), respuestas freudianas a las intervenciones a quienes se apartaban de las condiciones psicoanalíticas por Freud conceptualizadas, de su medio e internacionales, como de otros campos de la investigación y sus enigmas. El psicoanálisis junto a las histéricas y los sueños, se construye junto a los albores del siglo XX, luego en 1901 Freud visita por primera vez Roma y nace J. Lacan el 13 de abril del mismo año; a nuestro tiempo: “¡Cómo retornan una y otra vez las viejas ideas!”. Pueden distinguirse desarrollos prácticos y clínicos, otras respuestas a los enigmas que entrampados, niegan lo ya enunciado como por ejemplo a partir de la década de los años 50’ en Estados Unidos, el comienzo de las teorías cognitivas, a posteriori de la profunda emigración de los freudianos europeos hacia el continente americano entre 1930 y 1940, como señala E. Roudinesco (1999): “el psicoanálisis se convirtió, al otro lado del Atlántico, sin distinción de tendencias, en el instrumento de una adaptación del hombre a una utopía de la felicidad (…) nada es más ajeno al pensamiento freudiano que este ideal higienista que supone que la sexualidad sea malsana y que el individuo normal deba confesarla para borrar de su espíritu la huella de un pecado original” (21). Higienismo del siglo pasado, que retorna de la mano del discurso capitalista que excluye al sujeto, al precio de promesas fallidas trampas que vela al mismo tiempo que denuncia su oposición, en cuanto el psicoanálisis es el envés del discurso capitalista,-denuncia en cuanto síntoma aquello que oculta – se adaptan los psicoanalistas y no su praxis freudiana. En el Seminario 10 (1960 – 1961) J. Lacan da cuenta de la conceptualización de la contratransferencia, como posibilitadora de la psicología del yo, como en sus palabras: “si hubo personas que dijeron algo sensato sobre la contratransferencia, fueron sólo mujeres” (Clase del 27 / 02 / 63 ) por las lecturas que propiciaron – aún sin saberlo – a pesar de ciertos criterios, cita a Margaret Little, Lucy Tawer y B. Low (clases 10,11,12), la primera de pertenencia kleiniana, con simpatía por Ferenczi, a quien llama “padre espiritual”, realizó 7 años su análisis didáctico con Ella Sharp y luego con Winnicott recomienda “comprometerse en un cien por cien”, idea de totalidad que afirma en el texto “La respuesta total del analista a las necesidades de su paciente” (1954) publicado en mayo – agosto de 1957 en la parte III – IV del Volumen 38 del International Journal of Psychoanalysis; Lacan señala que a pesar del tema de la totalidad hace intervenir el corte, analizando junto a otros el texto. Respuestas a los enigmas del inconsciente, de cada analista – de acuerdo a su análisis y su Otro del psicoanálisis; en una sociedad y época determinada, es de afirmar? lo expresado por E. Roudinesco? (1999)” si el siglo XIX fue el siglo de la psiquiatría, y si el siglo XX fue el siglo del psicoanálisis, podemos preguntarnos si el próximo no será el siglo de las psicoterapias” (22). Señala C. Millot (1988) “Así pues, psicoanálisis en intensión y psicoanálisis en extensión se anudan en un punto de falla en la teorización del deseo del analista (…) El psicoanálisis, al igual que lo inconsciente, es un saber lacunar (…) Reencontramos aquí la estructura de la extimidad, que es la de lo inconsciente, donde lo más íntimo se une a la exterioridad.” (23) y agrega acerca de “tres puntos de fuga respectivos” en cuanto los tres registros, el simbólico referido a lo edípico, lo imaginario vinculado a lo grupal y los efectos de segregación perteneciente al registro de lo real; ante los cuales señala preguntas que los psicoanalistas, siguiendo la lectura lacaniana, “tenían que ponerse en claro”, preguntas entre otras referidas a “¿Qué se hace de la posición del analista frente al conformismo social de la familia? ¿Le aportará él su caución y hasta su refuerzo? ¿Qué se hace de su posición respecto de la obscenidad de los efectos de grupo? ¿Cómo se explica que los psicoanalistas se apoyen en la estructura grupal más tradicional para regular su comunidad de trabajo y sustentar la transmisión de su experiencia? (…) ¿qué se hace de la posición del psicoanalista con relación al racismo, a los campos de concentración y, generalizando, a la segregación en el mundo moderno y en la propia comunidad psicoanalítica, cuya historia está recorrida por una serie de escisiones y exclusiones?” (24) Lo enigmático de ocupar una posición de analista en éstos tiempos, y en los momentos en que puede éste aparecer, incompletud del analista y del sujeto, en la escena analítica. Preguntas del deseo del analista, no simétrico al analizando, muerto pero no inútil, Otro supuesto al saber, una “x” sobre su deseo que junto a su presencia, el sujeto puede sostener la pregunta Che vuoi?; no un deseo de “hacer bien”, ni de “curar” ó comprender, quien no ocupa el lugar: del semejante ( a — a’ ) del esquema lambda L, del ideal ó educador, ni don Juan del cual se supone sabe el misterio de la femeneidad, como se ha propuesto C.G.Jung. De este modo podría la Historia del movimiento psicoanalítico y su práctica leerse, por ejemplo, desde – Las curas individuales: los historiales freudianos y de otros contemporáneos. – Técnicas. – Encuentros y desencuentros entre el freudismo y la nsología psiquiátrica. – Los hechos sociales y el movimiento psicoanalítico. – Y por lo mencionado anteriormente reseñar acerca de las respuestas de los analistas, en los inicios del psicoanálisis, en primer lugar; el período posterior a la obligatoriedad del análisis didáctico etc., y considerar divergencias como las que sostuvieran: Freud en 1914 escribe el artículo “Historia del movimiento psicoanalítico” en momentos turbulentos de contradiciones, y rupturas con sus discípulos. En el mismo año escribe “Introducción al narcisismo” y “Recordar, repetir y elaborar”, heridas narcisisticas que la práctica señala al sostener al complejo de castración como pivote del deseo, y del análisis, de una estructura no – toda y de la falta. Del enigma del suicidio planteado por Freud, al suicidio de psicoanalistas como el de Eugenie Sokolnicka en 1934, luego que Lacan enviara un ejemplar a Freud, al finalizar su tesis de medicina sobre el caso “Aimée”, luego la emigración y muerte de psicoanalistas de la época9, entre otros hechos de relevancia. De los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis freudiano – lacaniano, de que se entiende por curar, y qué del deseo del analista, entre otros conceptos, surgen diferentes maniobras terapeúticas como respuestas del analista en los tratamientos con los sujetos neuróticos. De los enigmas de la histeria y la obsesión, a los interrogantes de una clínica atravesada por su historia, retornan una y otra vez ideas, respuestas del analista como: – presencia, posición y función del analista; – puntuaciones (incluídos los silencios) – tiempo y dispositivo analítico; – intervenciones e interpretaciones; – negativas; – responsabilidad y ética del analista; – espacio analítico: el consultorio;10 – invención del analista; – honorarios; – poder del analista; – su producción y participación junto a otros colegas; – modalidad interdisciplinaria.11 Juan Carlos Volnovich (25) diferencia acerca del concepto contratransferencia las diferentes respuestas hegemónicas de los analistas acorde a los tiempos y señala: • analista neutral: durante las décadas del 50 y 60 junto al “predominio kleiniano”; • analista comprometido: “a partir de la década del 70”; • psicoanalista desencantado: “la represión de los 70 y de comienzos de los 80” • analista implicado: afirma que los anteriores no han desaparecido pero que “El analista implicado se interroga acerca del modo en que las instituciones psicoanalíticas y el Poder nos atraviesan y nos determinan” (pág. 2)12 Enigmas freudianos que en la clínica actual para quienes autorizándose analistas presentan diversas respuestas posibles, junto a Freud, en contra de éste, las ideas insisten por retornar, como señalara Freud en 1932. Para concluir, un graffiti13 dice: “Dios y el Estado han muerto…¿ Dónde están?”; inexistencia del Otro, llamado al Otro en la vía pública???, retornos en cuanto respuesta a un real que atraviesa nuestra sociedad, el desamparo y la muerte. Ya las histéricas no vienen como antes, parafraseando a Lacan en la conferencia de 1977, ¿qué decir luego de casi 27 años? De la ahistoricidad de la estructura y de lo histórico de la pulsión, la clínica actual a cada quien se devela. Menos vestida, desnudez, que deja entrever y dice a medias, en ocasiones a partir de su mudez, que b “la estructura de una neurosis es esencialmente una pregunta que se le plantea al sujeto en el plano del significante, en el plano del to be or not to be, en el plano de su ser” señala Lacan en 1955 – 56 (26); lo real indecible, insiste, preguntas por la función paterna y sus límites, por la femeneidad y la existencia que hoy, con pocos velos, se presentan, menos formaciones del inconsciente, síntomas, ha construirse en el mismo tratamiento junto a la neurosis de transferencia, relación particular con el saber, diferente al pasado. Extimidad del inconsciente, que implica topográficamente una banda de moebius entre el sujeto y el Otro, preguntas que el sujeto dirige al Otro, desde la modalidad de la histeria – femenina ó masculina14 – ó desde la obsesión; interrogantes por aquello indecible, e imposible, La mujer y la muerte; de la estructura del deseo insatisfecho e imposible de perfeccionar, causando ó aniquilando el deseo del Otro, coartadas para que el sujeto juegue en otro lugar no allí donde su deseo se causa; anhelo de un Otro sin falla, por colmarlo a la manera de la histeria ó para que no desee nada obsesivamente. Preguntas a quien enigmático, un analista “nunca es completamente analista, por la sencilla razón de que es hombre y que participa él también en los mecanismos imaginarios que obstaculizan el paso de la palabra” señala Lacan en 1961 (27).

No – todo del lado del analista, del sujeto, y del campo significante, real estructural que anuda y desune las preguntas, los guiones fantasmáticos que cada sujeto a medias en su enunciación inconsciente, dirige a quien se dice analista, en los enigmáticos desencuentros por los cuales ha nacido el psicoanálisis “llamas y muerte” y a pesar del tiempo, tanto uno como el otro, analizando y analista, globalización mediante, no han sido absorbidos por la maquinaria capitalista ni adapcionista ó biologista que desde su inicios propone “viejas ideas” y otras con nuevos maquillajes, nuevas. Del “mal de las manzanas” de la peste freudiana, la conceptualización de pulsión de muerte, discordias, atravesando “llamas de Troya”, convocados por la invención de más de un siglo, en ocasiones neutrales, comprometidos, desencantados e implicados, una de las respuestas del analista a los enigmas de las neurosis es la producción de lo escrito, como éste trabajo que finaliza.

“escribo porque he de escribir, y cuando escribimos, dialogamos, leí un día en alún sitio, y mientras Dios existía, dialogábamos con Dios, y ahora que ya no existe, el ser humano sólo dialoga con los demás seres humanos o, en el mejor de los casos, monologa es decir, habla o murmura consigo mismo, según guste (..)

Imre Kertész – 1990 (28)

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Lic. Olga Mabel Máter

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS: • S. Freud (1932) Nuevas lecciones introductorias al psicoanálisis – Lección XXXIV Aclaraciones, aplicaciones y observaciones. Pág. 127 en Obras Completas Tomo 17.Corresponde a la traducción de: Luis López Ballesteros y de Torres, Editorial Santiago Rueda – Buenos Aires (1956) 1) Heine, Heinrich, Canciones N° 6 pág.93 en Sueños y Canciones, traducción y prólogo de Luis Fayad. El Ancora Editores – 1996. Bogotá – Colombia. 2) S. Freud (1932) Obra citada págs. 127 y 128. 3) Heine, Heinrich – Obra citada Prólogo de Luis Fayad pág. 10. 4) E. Jones (1961) Vida y obra de Sigmund Freud en Capítulo VII El noviazgo (1882 – 1886) pág. 108 – Editorial Anagrama, Biblioteca de la memoria Edición 2003, Barcelona – España 5) Louis Breger ( 2001) Freud el genio y sus sombras, en el Capítulo 1 Una infancia traumática pág. 21, Javier Vergara Editor Grupo Zeta – Edición 2003 – Argentina. 6) E. Roudinesco (1988) La batalla de cien años – Historia del psicoanálisis en Francia. Tomo I (1885 – 1939) Editorial Fundamentos 2da. Edición 1999 – España; la autora desarrolla dichas cuestiones en particular en la Primera Parte: El descubrimiento de la histeria. 7) L. Israël ( 1979) La histeria hoy como ayer, pág. 24 en El goce de la histérica, Editorial Argonauta – Biblioteca de psicoanálisis, Barcelona – España. 8) J. Lacan (1963) Seminario 10 La angustia – Clase 20 / 03 / 63 págs. 77 y 78 – Inédito. 9) L. Israël (1979) Prólogo de Sara Glasman pág. 7 en El goce de la histérica, Obra citada. 10) J. Lacan (1976) Seminario 23 El sínthoma Clase 11: 11/05 / 76 pág. 172, Versión crítica, Inédito. 11) J. Lacan (1960) Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano pág. 803 en Escritos 2 Siglo XXI Editores, Edición 1987, Argentina. 12) Dylan Evans (1998) Diccionario introductorio de psicoanálisis lacaniano, pág. 103. Editorial Paidós 2da. Reimpresión 2003. 13) E. Roudinesco (1988) Obra citada, pág. 32. 14) J. Lacan (1977) Conferencia de Bruselas, 26 de febrero de 1977. Inédito. 15)J. Lacan (1972-73) Seminario 20 Aun, Capítulo 2: A Jakobson Editorial Paidós (1989) Argentina. 16)J. Lacan(1972-73) Obra citada, pág. 49 Capítulo La función de lo escrito. 17)J. Lacan (1972-73) Obra citada, pág. 54, Capítulo El amor y el significante. 18) S. Freud (1910) El porvenir del movimiento psicoanalítico Tomo 14 Obras Com- pletas. 19) E. Jones (1961) Obra citada, pág. 400, Capítulo Los adversarios del psicoanáli- sis. 20) S. Freud (1918) Los caminos de la terapia psicoanalítica.Tomo 14Obras Comple- tas. 21) E. Roudinesco (1999) ¿Por qué el psicoanálisis?, pág. 71 Capítulo 7 Freud murió en Norteamérica. Editorial Paidós. Reimpresión 2002. 22) E. Roudinesco (1999)Obra citada, págs. 43 y 44 Capítulo: El hombre conductista. 23) C. Millot (1988) Nobodaddy La histeria en el siglo, pág. 110, Capítulo: La histeria en el siglo. Ediciones Nueva Visión 1988 Argentina. 24) C. Millot (1988) Obra citada, pág. 111. 25) J. C. Volnovich: Contratransferencia a lo largo de la historia. La contratransferen- cia del analista neutral, del analista comrpometido, del analista desencantado, del analista implicado. En www.topia.com.ar 26) J. Lacan (1955 – 56) Seminario 3 Las psicosis, pág. 239 en Capítulo:La pregunta histérica. Editorial Paidós – 3era. Reimpresión 1988. Argentina. 27) J. Lacan (1961) Seminario 8 La transferencia, tomo II pág. 67. Inédito. 28) I. Kertész (1990)Kaddish por el hijo no nacido, pág. 27.Editorial Acantilado –2001 Barcelona – España. 2da. Reimpresión 2002  
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