Olga Mater

Del (a) mor y el (Ⱥ) burrimiento

Lic. Máter Olga Mabel info@olgamater.com

 

“El amor es un hecho cultural” Jacques Lacan, Seminario 10

A partir de los tiempos lógicos, comenzaré mi presentación realizando una breve puntuación acerca del (a) mor (instante de ver); en segundo lugar, el (Ⱥ) burrimiento (tiempo de comprender) y en tercer lugar, desplegaré algunos interrogantes, a partir del malestar psíquico y nuestra época (tiempo de concluir). I.- Del (a) mor “El amor es signo de que se cambia de discurso” Jacques Lacan, Seminario 20 Época actual que, en el discurrir sobre el amor, el saber, y las nuevas modalidades de goce, nos conducen a distinguir entre aquellas conceptualizaciones estructurales o ahistóricas de aquellas históricas o temporales, que se despliegan en nuestro “clinicar” (1), teniendo en el horizonte nuestra época. Las vicisitudes en torno al lazo social, y en particular del amor, por un lado, de acuerdo a la singularidad de cada sujeto en análisis, – en las novelas y pesadillas de nuestros analizantes, y en las transferencias que se instalan o no – y nuestra época, en palabras de Colette Soler (2), “Es el <nosotros> de una época que ha sufrido los efectos de la ciencia y sus aplicaciones capitalistas, pero también del psicoanálisis y que entonces ha registrado la perversión polimorfa de las pulsiones y la caída de los semblantes del amor: Una época que ya no cree en las sublimaciones del objeto sexuado, ya sean místicas, corteses, clásicas o románticas”, por otro lado y agrega “El único lazo forjado por el discurso capitalista es el lazo, muy poco social, de todos y de cada uno de los sujetos con los objetos del amor para gozar de la producción” El Banquete de Platón y sus diálogos, aún hoy nos invita a una travesía amorosa por excelencia, en que la estructura del amor se muestra con sus entrampamientos subjetivos. Comenzando por la posible e ilusoria completud del amor, indispensable velo que facilita la negación de la castración a la incompletud del ser, su división primaria e indestructible, en que la falta en ser atraviesa a cada partenaire. Diálogo entre Sócrates, Alcibíades y Agatón que por su importancia y exquisitez nos devela el descubrimiento del inconsciente en la dimensión de la transferencia, al introducir Sócrates a Diótima, una mujer para continuar dialogando sobre el amor, la falta, el deseo y su objeto (agalmático). El amor es una metáfora, el deseo metonímico, mientras uno vela a condición de ser su secreto la castración, el segundo a partir de ella impulsa el recorrido pulsional y sus objetos, siendo la función de la falta y de su significante por excelencia, el significante y su significación fálica, en que cada sujeto hombre o mujer, se posiciona como ser hablante en cuanto a su sexualidad en sentido ampliado, a partir de lo cual cada uno cuenta con ciertas condiciones y desde allí consuma sus elecciones eróticas, destinados al fracaso del encuentro y complementariedad. En la enseñanza de Lacan hay un proceso del amor a medida que avanza en sus formulaciones, en cuanto el amor tiene estructura de síntoma, una mujer es para el hombre un síntoma. Desde nuestra clínica advertimos que el amor al enamorado lo amarra al deseo, lo anonada, denota una posición deseante, en sus asociaciones, lo conmueve corporalmente, así como en sus avatares y coartadas de goce. Años atrás se subrayaba sobre la banalidad del mal, a partir del genocidio nazi y la obra de Hanna Arendt, actualmente se despliegan historias sobre la <banalidad del amor>. (3) Afirma Osvaldo Bayer “No hay amores banales, como tampoco hay crímenes banales” (4) La doble moral sexual cultural y pulsional reinante en la civilización, de la cual reflexionaba Freud a principios del siglo XX, se presenta en nuestros días y nos revela la presencia no solo de los desarreglos intrínsecos de la Ley que impone la cultura e incide tanto en la subjetividad como en lo social; sino que se distingue de los tiempos freudianos, y confirma hipótesis lacanianas. Señalando una labilidad, quiebre o ruptura del pacto pacificador de la palabra, del intercambio de lo simbólico, de la legalidad del Otro y del extravío de los goces irrumpen en los sujetos en el escenario del análisis como en la psicopatología de la vida cotidiana. Entramado simbólico que suma nuevos significantes que remiten a diversos significados, como por ejemplo el verbo eliminar y su conjugación, (“me eliminó” o “lo eliminé”) entre otros, al tiempo en que se despliegan escenas sin velo ni mascarada sobre el desborde pulsional en espacios privados como públicos. Celulares, internet y las diversas aplicaciones, construyen una nueva realidad que encubre en su revés soledad y el desencuentro. Otra modalidad de nuestros tiempos que propicia negar la castración en el sujeto y en el Otro. Facilitan así mismo la exposición en lo real de ciertos desvaríos de los goces, haciendo público lo privado, reenviando el odio y la crueldad sobre otros, “relatos salvajes” (5) que rompen el lazo del intercambio, de lo simbólico y de manera ingobernable ejerce su mal – dición. Un analizante a quien llamaremos N. consulta a partir de su separación conyugal, a las sesiones refiere que por Whatssap “la última conexión de A. es la misma que mi amigo”, sesión a sesión relata la serie de conexiones coincidentes entre ambos personajes, al transcurrir las semanas junto a otro amigo, y observando de manera compulsiva el celular, sorprende a ambos en el mismo lugar y confirma el romance. Sostener un padre ideal, Otro sin barrar, sin falta, a pesar de que el precio sea la propia vida, añoranza de un padre desde una vertiente simbólica (don – intercambio) o real (mortífera – sacrificial). Paradojas del padre, en lo individual y en lo social, versiones del padre, perversiones que multiplican y desnudan el retorno dislocado de lo pulsional en ambos escenarios de la humanidad. Otros nos recuerdan al mito de Dédalo e Ícaro, cada vez con alas más derretidas por acercarse al sol, padres menos adultos e hijos a la deriva, y nuevas Ifigenias cada día. “el lenguaje amoroso es un vuelo de metáforas: es literatura.” (1987) Julia Kristeva, Historias de amor II.- La función del (A) burrimiento El aburrimiento es una mala hierba, pero también una especia que hace digerir muchas cosas. Goethe En primer lugar, el término aburrimiento deriva del latín horrere <horror>; no tiene una edad determinada, lo padecen niños, adolescentes, adultos o ancianos; denota quien lo transita: cansancio o fastidio, sentimientos de disgusto o miedo; es la existencia desprovista de sentido. En segundo lugar, el aburrimiento es un afecto, lo afirma Lacan en Psicoanálisis. Radiofonía (1970): “La evidencia entre nosotros que de una tal caída el significante sucumbe al signo surge de que, cuando no se sabe a qué santo encomendarse (dicho de otro modo: que no hay más significante por mal – gastar, es lo que suministra el santo), se compra cualquier cosa, por ejemplo un coche, con el que produce un signo de complicidad, si pudiera decirse, con su aburrimiento, es decir con el afecto del deseo de Otra cosa (con una O mayúscula). (6) Aburrimiento en cuanto, afecto del deseo de Otra cosa que anticipa Lacan en el Seminario 5. Afecto, en el cual el significante se devalúa en signo, y una manifestación de la psicopatología cotidiana. Afecto que no representa al sujeto, “es porque el sujeto es representado no por el afecto, sino por el significante “ En nuestra época adquiere una connotación negativa e improductiva, el “estoy aburrido o aburrida” y por ende nuestras sociedades proponen una industria del entretenimiento en tanto respuesta anticipada que impida que el sujeto pueda desplegar alguna pregunta en cuanto a su deseo y malestar, o lo impele a la producción. En tercer lugar, consideramos al “aburrimiento” en cuanto denota un malestar en cuanto al deseo inconsciente. Es de este modo que dicho afecto, está subordinado, en términos de Colette Soler en los análisis pero “revela que no lo está tan fácilmente en la experiencia subjetiva” (pág. 18) En cuarto lugar, su repetición significante es monótona, metonímica, señala un beneficio secundario del padecimiento que impele al sujeto al goce. Lo cual Freud había conceptualizado en sus primeras formulaciones, en Estudios sobre la Histeria (1893 – 1895) junto a Breuer, daba cuenta del aburrimiento y sus aspectos fisiológicos y expresaba: “La falta de estímulos sensoriales, las tinieblas, un silencio total, se vuelven penosos; reposo intelectual, falta de percepciones, de representaciones, de capacidad de asociación, producen el martirio del aburrimiento.” (7) A posteriori Freud describe cuadros histéricos y el aburrimiento. El “martirio del aburrimiento”, en que dicha monotonía martiriza al sujeto, monotonía significante, de su estado, en sus pensamientos, un apagón deseante, un cuerpo que se torna plomizo, una vacuidad generalizada, una indiferencia que lo deja inerme. Sandor Ferenczi, discípulo de Freud en 1919 describe cuadros clínicos a los cuales denomina, neurosis de domingo o de fiesta. (8) Además Karl Abraham, observó la profundización de ciertos cuadros neuróticos en los días feriados. Colegas en el 2001, han descripto las neurosis de desocupación, o el trabajo sin tarea, que impele al sujeto a la desesperanza, al desamparo del Otro que lo obliga a gozar de su no hacer o hacer poco. Efecto de la ausencia de la obligación sacrificial de las tareas laborales, ahí donde el sujeto puede respirar de una pereza, es sin placer – lo condena sin elección a una posición sacrificial. Y en el Seminario 7 Lacan al señalar sobre la ley moral y los mandamientos, lo imperativo de un día sin actividad dice “no le deja al hombre común un punto medio entre la ocupación del amor o el aburrimiento más sombrío, esa suspensión, ese vació, introduce seguramente en la vida humana el signo de un agujero, de un más allá en relación a toda ley de la utilidad.” (9). Posteriormente dice que el aburrimiento “no es más que la respuesta del ser… ante el acercamiento de un centro de incandescencia o de cero absoluto, que es psíquicamente irrespirable”. (10) El aburrimiento como respuesta del sujeto a lo irrespirable y la incandescencia: en el encuentro con el Otro. En el Seminario 26, Clase 9 del 8 de mayo de 1979 Lacan invita a exponer a Alain Didier – Weil, y despliega sus aportes acerca del significante del Nombre del Padre y la función del aburrimiento. Expresa “el aburrimiento en el fondo es lo que se produce cuando un sujeto ya no es apto para la sorpresa, para el asombro, hablo siempre del asombro en el sentido fuerte, en el sentido de la «Verbluffang», del anonadamiento.” (11) Verbluffang, mencionado por Freud y traducido por Marie Bonaparte. Asombro, sorpresa, admiración, una de las pasiones del alma en términos cartesianos, (12) Verbluffang freudiana, un significante “anonadante”, siderante, fulminante, asombroso, desconcertante, aterrador, etc., un “significante de alto valor psíquico”. (13) En palabras de Alain Didier – Weil “ven por esta constelación de significantes, hay la noción de una posición subjetiva por la cual el sujeto estaría atacado de imbecilidad o quedaría sin palabras.” En su exposición de D. Weil en el Seminario, describe el comportamiento metonímico de los niños en los juegos, el “relanzamiento del deseo “y su labilidad para el asombro y pregunta “¿Qué es lo que hace que un sujeto pueda perder la aptitud para el asombro, para ser sorprendido, y conocer el aburrimiento?” Y responde: “En el aburrimiento diría, lo que nos ocurre es que accedemos a una percepción dolorosa de la repetición, la repetición se da en nosotros bajo el sesgo de lo monótono y por esa dimensión de lo monótono, lo que se produce,… corresponde con algo del orden de la usura (usure) de la metáfora paterna.”. Afirma que “Las metáforas se gastan (s’usent): observen un chiste, produce efecto por un tiempo, un chiste se gasta (s ‘use); una vez gastado, efectivamente él es monótono. Diría que el desgaste (usure) de la metáfora, el efecto, el efecto de ese desgaste y ese desgaste se produce justamente bajo el efecto del impacto de esos significantes que persisten en lo Real y que son corrosivos para la metáfora, ese desgaste (usure), diría que él está ligado a la aparición del desecho en nuestro universo”. (14) Desgaste que rompe el efecto de significación y obtura la cadena significante, y lo sorpresivo se desvanece. Monotonía y repetición de la cual hace referencia Freud ya en 1895, asociando dicha monotonía en los cuadros de histeria y el aburrimiento. Podemos considerar una posible ruptura o desgaste del amor como metáfora? De ser así, ¿el amor se despojaría de ser metafórico para deslizarse metonímicamente? El aburrimiento, en cuanto afecto señala la pérdida de la capacidad de asombro, pone en relieve el fracaso del sujeto en cuanto artífice de su deseo, a partir de las asociaciones y el amor en nuestros tiempos es cada vez menos amoroso, más efímero y perecedero. Camino posible a la desesperanza de no encontrar un lugar en el deseo del Otro, declinación del deseo en el campo del amor. El amor, el deseo y el sexo pertenecen al lenguaje pero transitan por carreteras diferentes, este advenimiento clínico de negar la falta y la castración, ¿denotan la incidencia de la decadencia de la figura paterna, de la regulación de los goces, de la interdicción de la ley, en cuanto el significante del Nombre del Padre se encuentra desafectado de su potencia? III.- Tiempo de concluir: El (a) mor y el (A) burrimiento “En “Televisión” (1974) la subjetividad moderna no está atrapada en el alma bella, pero si en el aburrimiento, afecto tan político como la felicidad.” Eric Laurent, La lucha del psicoanálisis contra la depresión y el aburrimiento (1997) Eric Laurent hace referencia en su exposición a Lacan, cuando expresa en la misma entrevista de 1974, “Lo que lleva al aburrimiento, dice Lacan en “Televisión”, es reducir el Otro al Uno, o confundirlos”. Recuerda que había publicado un periodista (Pierre Viansson – Ponte) de Le Monde, meses antes del mayo francés, un artículo cuyo título era “Cuando Francia se aburre” (15 de marzo de 1968), en el que se describía la abulia de la sociedad francesa de la época, mecida en la autocomplacencia, plácida y ordenada bajo la mirada, entre paternal y severa. Escribía el periodista “Los jóvenes se aburren. Los estudiantes se manifiestan y luchan en España, en Japón, en América, en Egipto, en Alemania, e incluso en Polonia. Tienen la impresión de que conquistas que deben emprenderse, protestas que deben escucharse, o al menos un sentimiento del absurdo para oponer a la absurdidad” (…) “Los estudiantes franceses se preocupan por saber si las chicas de Nanterre y de Antony podrán acceder libremente a las habitaciones de los chicos, una concepción un tanto limitada de los derechos del hombre”, añadía el periodista de Le Monde. El 22 de marzo de 1968, una semana después de la publicación, se produce un malestar que lleva al rector a evacuar la Universidad, debido a que desafiaron la prohibición de entrar a la residencia de las chicas, para ver un partido de futbol que se retransmitía por televisión y era ese el único televisor en varios kilómetros a la redonda. Es de subrayar, en palabras de Colette Soler, “El tema del afecto es un desafío para el psicoanálisis” (15) por un lado cierta subestimación del afecto en el desciframiento del inconsciente y por otro estar advertidos que en “las manifestaciones del inconsciente, la vivencia del afecto es una falsa evidencia que va acompañada de la duda y la incertidumbre en lo que se refiere al saber. El afecto se experimenta, e incluso afecta al sujeto, pero no prueba, no es amigo de la prueba” (16). El sujeto del inconsciente es efecto de la estructura del lenguaje, y el afecto se desplaza en el discurrir metonímico y metafórico del significante. Señala Colette Soler: “la verdad del sufrimiento no es el sufrimiento mismo, sino que más bien debe buscársela por el lado de aquello que lo causa”; en análisis. El afecto no está reprimido sino lo que está reprimido son los significantes que lo amarran, no hay afectos inconscientes, se perciben como sentimientos, su temporalidad es del orden de lo actual. La historia de nuestra humanidad, sus subjetividades y la vida social reúne numerosas aristas en cuanto a la legalidad, el discurso capitalista la ciencia y tecnología, excluyen al sujeto, obturan su división subjetiva, léase castración, en ese anhelo por homogenizar los goces, produciendo objetos a que faciliten la ilusión del sujeto de una supuesta completud, o como expresa Lacan “Todos saben que la política consiste en negociar, y en su caso al por mayor, por paquetes, a los mismos sujetos. Llamados ciudadanos por cientos de miles.” (16) El afecto del sujeto afectado por el aburrimiento se presenta desinteresado, desapasionado, desolado en cuanto al sentido y al Otro, desconfiado, sin posibilidad de asombro, se produce un apagón del deseo, desamparado simbólico del sujeto en cuanto a sí mismo y el Otro. Las metáforas devaluadas, gastadas, la metáfora paterna, metáfora del amor ¿conducen al callejón del afecto – desafecto del aburrimiento? En cuanto el significante del Nombre del Padre deviene desafectado de su potencia, es posible considerar el desafecto del aburrimiento a partir de: – Caída del deseo en su articulación significante y en cuanto a la castración – Como posición subjetiva – Como respuesta del sujeto a lo irrespirable, en términos de Lacan – Como respuesta de goce sacrificial Sirviéndonos de las palabras de Lacan “no le deja al hombre común un punto medio entre la ocupación del amor o el aburrimiento más sombrío, esa suspensión ese vacío, introduce seguramente en la vida humana el signo de un agujero, de un más allá en relación a toda ley de la utilidad” (1959 -1960) Vacío en el que el deseo del analista podría encontrar una oportunidad para que cada sujeto haga de ese signo un decir.

……………………………………………… Lic. Olga Mabel Máter

Referencias Bibliográficas 1.- Lacan Jacques: Apertura de la Sección Clínica (1977) en Ornicar? 3 página 38. Publicación Periódica del Champ Freudien Impreso en España. Gráficas Porvenir. 1981. 2.- Soler Colette: Los afectos lacanianos, La serie lacaniana, página 78 y 79. Editorial Letra Viva. 2011 (2016) 3.- “La banalidad del amor” es una obra de teatro que se ha estrenado en 2008 en Alemania y se ha representado en diferentes ciudades del mundo. Obra en la cual se describe la relación amorosa de la ensayista con el filósofo Martín Heidegger, quien en 1933 se afilió al partido nazi, casado y con dos hijos al momento del romance. Fue Hanna Arendt quien acuñó la frase <la banalidad del mal>, para describir que ciertos individuos actúan, sin reflexionar sobre sus actos, ni se consideran responsables de sus actos, más allá de las consecuencias de los mismos, refugiándose en el sistema al cual pertenezcan. 4.- Bayer Osvaldo: La banalidad del amor (2008) en Página 12 – Sábado, 19 de enero de 2008 – Contratapa 5.- Alusión al film argentino Relatos Salvajes, en el cual se advierte, en los diferentes relatos, diversas modalidades: persecutoria, megalomaníaca, perversa, etc.; y cierta intervención de los medios virtuales, para ejercer crueldad sobre el otro, de manera manifiesta en lo real del cuerpo de algunos personajes. 6.- Lacan Jacques: Psicoanálisis. Radiofonía (1970) en la Primera Parte, pág. 26. Editorial Anagrama Barcelona 1977. 7.- Freud S.: Estudios sobre la Histeria (Freud y Breuer) 1893 – 1895, en Obras Completas, Vol. II, pág. 208. Amorrortu Editores. 2006. 8.- Ferenzci Sandor: Neurosis del domingo Capítulo CIII. Obras completas, en Bibliotecas de Psicoanálisis, página WEB www.psicoanalisis.org ferenzci@psicoanalisis.org. “La mayoría de ellos sufrían un retorno periódico de sus problemas el domingo. Se trataba por lo general de dolores de cabeza y de problemas gastrointestinales que aparecían ese día “, propone en su obra nominar dichos cuadros como “neurosis de domingo” y afirma que “Las personas afectadas por ellas sufren durante sus vacaciones escolares o sus ocios de un estado físico más o menos penoso … Pienso en un determinado aburrimiento cargado de tensión que puede interferir en todas las distracciones del individuo y suponer igualmente una incapacidad para el trabajo muy penosa en sí” y describe varios fragmentos clínicos de un niño, de trabajadores, etc. Neurosis de domingo o de fiesta”. 9.- Lacan Jacques: Seminario 7. La ética del psicoanálisis (1959 – 1960) De la ley moral. Clase 6 del 23 de diciembre de 1959 – Pág. 101. Editorial Paidós 1991. 10.- Lacan Jacques: Ídem, pág. 243. 11.- Lacan Jacques: Seminario 26 La topología y el tiempo (1978 – 1979), Clase 9, del 8 de mayo de 1979 Lacan le cede la palabra a Alain Didier – Weil (pág. 135) Inédito. Alain Didier – Weil Psicoanalista. Dramaturgo. Discípulo de Jacques Lacan. Fue invitado a diversas ocasiones a exponer. Analista Miembro de la Escuela Freudiana de París. Cofundador del Mov. de la Coste Freudianna, quien escribió hasta la fecha numerosas obras, y escribió el guion del film Quartier Lacan, dirigida por Emil Weiss (1896 – 1965). 12.- Descartes René: Las pasiones del alma (1649); en Los libros que cambiaron el mundo, Editorial Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara (2010). Descartes señala en el Artículo 53 sobre “La admiración” y afirma que “Cuando el descubrimiento de un objeto nos sorprende, y juzgamos que es nuevo, o muy diferente de lo que conocíamos antes, o bien de como suponíamos que debía ser, esto hace que lo admiremos y nos cause extrañeza. Y dado que esto puede ocurrir antes de que sepamos si este objeto nos resulta o no conveniente, me parece que la admiración es la primera de todas las pasiones. Y no tiene contraria debido a que, si el objeto que se presenta no tiene en sí nada que nos sorprenda, no nos conmueve lo más mínimo y lo consideramos sin pasión” página 160. Prosigue en el Artículo 69 “la admiración, el amor, el odio, el deseo, la alegría y la tristeza; y que todas las demás están compuestas por alguna de estas seis, o bien son especies de las mismas.” página 166. Y en el Artículo 73, describe el Asombro, y dice “Esta sorpresa tiene tanto poder para lograr que los espíritus que están en las cavidades del cerebro se encaucen hacia el lugar donde está la impresión del objeto admirado… el asombro es un exceso de admiración que siempre es malo” página 168. 13.- Lacan Jacques: Seminario 26 La topología y el tiempo (1978 – 1979), Clase 9, del 8 de mayo de 1979 Lacan le cede la palabra a Alain Didier – Weil (pág. 132) Inédito. 15.- Soler Colette: Los afectos lacanianos pág. 7 16.- Colette Soler: Ídem, página 17 14.- Lacan Jacques: Seminario 1 – Clase 1. Paidós
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