Elisabeth Roudinesco, entrevista exclusiva
Entrevista con Elisabeth Roudinesco sobre el libro de Michel Onfray por Pierre Cornary
Después de su reacción al libro de Michel Onfray publicada en Le Monde, luego de la respuesta del defenestrado en Mediapart, la historiadora Elizabeth Roudinesco nos concede una entrevista exclusiva sobre el estado de la historiografía sobre Freud, su vida, su obra, y nos relata la historia inédita del rumor americano concerniente a la supuesta relación de Freud con su cuñada, Minna Bernays.
- C.: Pongámonos para comenzar, en el lugar de Michel Onfray. ¿Tenemos el derecho de atacar al psicoanálisis y a su fundador? Es un hecho que del L´ Anti- CEdipe de Deleuze – Guattari a este Crépuscule d´une idole, pasando por Le livre noir de la psychanalyse, se toca al psicoanálisis, y este en cuanto arroja el anatema y tiene tendencia a tildar de fascistas a sus adversarios.
- R.: No confundamos. Yo soy la alumna de Gilles Deleuze y de Michel De Certeau y a la vez he elogiado L’ Anti-CEdipe en mi Histoire de la psychanalyse en Francia y en mi libro Fhilosophes dans la tourmente en el cual pongo en perspectiva los críticos diálogos que se establecieron entre seis filósofos: Canguilhem, Sartre, Foucault, Althusser, Deleuze, Derrida. Yo conocí muy bien a cuatro de ellos y he anexado sus criticas del dogmatismo psicoanalítico en mi trabajo de historiadora: es esta mi herencia, y no el dogmatismo o la hagiografía, lo que me ha valido la crítica de un buen número de psicoanalistas hagiógrafos. Y por otro lado, publiqué un diálogo amistoso con Jacques Derrida quien se ha definido siempre como “un amigo del psicoanálisis”, un amigo “crítico”.
Nada que ver con Le livre noir de la psychanalyse que reúne historiadores de la corriente revisionista americana (los “destructores de Freud”) y de los adeptos a las teorías cognitivo – conductuales. Un cúmulo de tonterías, de errores y de chismes, fundados en el odio y en la incultura y en el cual son tratados de hagiógrafos los verdaderos historiadores. Por otro lado, he publicado sobre este tema un libro colectivo en 2005: Pourquoi tant de haine? En el fuera de serie de Le Monde aparecido en marzo de 2010, por iniciativa de Laurent Greisalmer y Eric Fotorino y la colaboración de Thomas Wieder (vendidos en los kioscos más de 50.000 ejemplares a la fecha) titulado Freud, la revolution de l’ intime, hemos anexado textos críticos – de Popper a Sartre – e incluso un texto de Mikkel Borch Jacobsen que es al principio un buen historiador pero que viró luego al antifreudismo radical. Cuando se comienza a derrapar y a salir de la ética del historiador para ponerse de lado del complot y de la creencia en leyendas negras, que uno se inventa a sí mismo con el fin de combatir a los verdaderos historiadores y tomarlos por hagiógrafos, uno está perdido para el trabajo de investigaciones y es esto lo que le ha pasado a Mikkel, a quien yo conozco bien y con el cual al principio compartía las posturas. Por otro lado, ha sido abandonado por los alumnos de Derrida hace mucho tiempo (Jean – Luc Nancy y Philippe Lacoue – Labarthe) cuando comenzó a derivar hacia el odio a Freud, dejando de ser objetivo y crítico. Ha sido igualmente abandonado y después ignorado en los Estados Unidos por todos los verdaderos historiadores: Yérushalmi, Schorske, Nathan Hale, sin hablar de Paul Robinson que ha escrito un libro mordaz contra esta corriente revisionista.
No olviden que en Le livre noir de la psychanalyse, se sale del dominio de la historia y del trabajo historiográfico para entrar en la invención de hechos que no existen. Freud es tratado de estafador y de mentiroso, ávido de dinero e incestuoso, plagiador, fabulador: es extravagante y esto impide toda crítica real de Freud, de su doctrina, de su movimiento, tal como yo la he hecho o que otros historiadores serios no hagiográficos y no pertenecientes a la corriente de la historia oficial han podido hacerla tal como Henri Ellenberger de quien yo reedité en 1994 la admirable Historia del descubrimiento del inconsciente (Fayard) con un largo prefacio que él tuvo tiempo de leer antes de su muerte. Por otra parte, soy responsable de sus archivos a través de la Sociedad Internacional de Historia de la Psiquiatría y del Psicoanálisis (SIHPP) que yo presido y les puedo decir que su hijo Michel Ellenberger, está horrorizado por los cizañeros que pretenden, como Onfray anexar la obra de su padre.
En este mismo Libro negro, que Onfray toma por modelo historiográfico, los psicoanalistas franceses notoriamente son acusados de complots y de diversas contaminaciones, unos porque no habrían estado de acuerdo con la venta de jeringas para los enfermos de sida, rumor totalmente inventado y los otros porque, adeptos a Françoise Dolto muerta en 1988, habrían favorecido después del 2000 la disminución de la autoridad en la escuela idealizando el “niño rey”. En cuanto a Jacques Lacan es comparado con un gurú de secta mientras que el conjunto de las asociaciones psicoanalíticas fueron descalificadas por haber originado un verdadero campo de concentración freudiano: al menos diez mil muertos en Francia. Ninguna fuente apoya esta afirmación insensata.
- C.: El problema con el fascismo, es que cada uno le pasa la pelota al otro. Usted reprocha a Onfray de establecer su crítica anti – freudiana en parte por el sesgo de pensadores de la Nouvelle Droite, Jacques Bénesteau, Pierre Debray – Ritzen para no citarlos, y lo refuerza la famosa dedicatoria de Freud a Mussolini su complacencia con respecto a Dollfuss, e incluso su colaboración con el instituto Görin… Entonces, la balanza del fascismo para donde se inclina?
- R.: Qué pena, no puedo hacer nada: Onfray rehabilita sin duda las tesis de la extrema derecha francesa. Está escrito con todas las letras en su libro (p. 593 – 597). Ahí está el aspecto esencial de este asunto. No es insultándome y proclamándose freudiano – marxista (lo que no es) que el arreglará este problema. Él es primeramente un adepto a Proudhon y no un marxista, lo ha dicho él mismo. ¿Y cómo podría ser freudiano – marxista después de lo que ha escrito sobre Freud? Los freudianos – marxistas, a los que yo quiero mucho y a los cuales siempre he elogiado eran freudiano y marxistas y no antifreudianos y proudhonianos. El matiz es importante: los freudianos – marxistas han sido detestados por los freudianos y los marxistas, esto muestra por otra parte que la historia del psicoanálisis es una vasta saga hecha de pasiones, de exclusiones, de conflictos y de rivalidades y no una impostura donde dominaría el eje del bien y del mal. Y no un fascismo fabricado por milicias e inventado por un perverso sexual que golpeaba a su gobernanta, sodomizaba a sus animales o torturaba psíquicamente a sus hijas después de haber abusado de su cuñada.
Yo no insulto a Onfray a quien conozco. Pero pongo en evidencia lo que está escrito en su libro y que todo el mundo puede leer: ahí Freud es asemejado a un fascista, amigo de Mussolini y su teoría es descripta como una fantasía perversa que sirve a los regímenes autoritarios. Una manera de acusar a Freud de lo que son los fascistas y los nazis. Y esta técnica acusatoria, en espejo invertido, es típica del discurso panfletario de la extrema – derecha que se hace sentir aún hoy: se trata de nazi y de fascista a la víctima del nazismo y del fascismo y se inventa, contra la sabia historiografía que se niega, un eje del bien y del mal: Freud es una basura y los antifreudianos ángeles que liberan a la humanidad de las leyendas rosas inventadas por fascistas. Nada que ver con una forma crítica y sabia. Debemos decir, por otra parte, que Onfray no tiene ninguna competencia universitaria en materia de investigación historiográfica. Su libro carece de notas al pie de página, y por lo tanto de fuentes precisas, la nota bibliográfica final está plagada de errores y es insuficiente. No corresponde a lo que está escrito en el libro. En cuanto al índice, es caprichoso porque no reenvía ni a palabras ni a conceptos sino a temas ideológicamente orientados lo que lo vuelve inutilizable. Yo no tengo nada en contra de este género de ensayos, los hay excelentes, pero ¿por qué Onfray dice ser un verdadero historiador apoyándose en las mejores fuentes?
Sin duda, en parte es inconsciente de lo que escribe, lo que vuelve a su libro cómico e ingenuo por momentos, ya que cree en la prefiguración, es decir en una suerte de destino oculto: el judaísmo prefigura el fascismo, Jésus, Hiroshima, Kant Eichmann, etc. Lo más curioso es que él acusa a Freud de ocultismo, es decir de lo que él mismo hace. En cuanto a la rehabilitación de Bénesteau, autor defendido por el Front National y el Club de l’horloge que ha intentado con sus amigos procesarme y han perdido, a propósito de un artículo que yo había publicado en el 2004 (“Le club de l’horlage et la psychanalyse: chronique d’ un antisémitisme masqué”, Les Temps modernes, 627, abril – mai – juin 2004), me pregunto qué piensa de esto Mikkel Borch Jacobsen quien apoya hoy a Onfray, quien a su vez apoya a Bénesteau, al suscribir a la tesis según la cual no había antisemitismo en Viena entre las dos guerras ya que los Judíos ocupaban importantes puestos en todos los sectores de la sociedad. Esto es lo que escribía a Bénesteau en una carta datada el 24 de diciembre de 2003 (de la cual él me ha enviado una copia para que yo la utilice):
“Yo le estaría muy agradecido de dejar de hacerme llegar la literatura del Club de l’horlage, antro bien conocido de la extrema derecha – francesa. En lo que concierne a mis relaciones con Elisabeth Roudinesco, es de notoriedad pública que yo estoy desde hace muchos años en completo desacuerdo con sus posiciones. Esto sin embargo no me incitaría a aliarme con los camisas marrones intelectuales con los cuales usted ha juzgado correcto asociarse. Tengo el más grande desprecio por todo lo que representa el Club de l’horlage y yo siento como un insulto que usted haya podido pensar un solo instante que yo me asociaría a esta provocación”
Que ellos se ocupen de sus asuntos, yo no me mezclo. Señalemos igualmente que Michel Onfray se dice el “goy” (no judío) víctima de la intelligentsia (intelectualidad) y de la universidad, lo que es extraño, y que él me trate como histérica, stalinista, etc. Y como defensor de los pedófilos porque yo he dicho que era ridículo acusar a Cohn – Bendit como él lo hace, y que él ha agregado esto: “La Sra. Roudinesco divide a la humanidad en dos: los judíos y los antisemitas. Como no tengo el honor de ser judío, es necesario que sea antisemita” Es extraña esta obsesión por designarse a sí mismo víctima de un propósito que el pretendido acusador no ha sostenido. ¿Es realmente un honor ser judío? Lo que dejaría comprender que los no judíos no son honorables. Publiqué en 2009 Retour sur la question juive (Albin Michel 2009), y puedo decirles que el término “goy” para designar a los no – judíos es tan insultante como el utilizado por los antisemitas los llaman “sucios judíos”. “Goy” es un término que yo no empleo jamás. Es injurioso excepto cuando es utilizado con humor en las famosas “historias judías”. El humor, es lo que más le falta a Michel Onfray que ve complots por todos lados, que por otra parte desconoce completamente el gran texto de Freud sobre el Witz (chiste). ¡Ojalá Michel Onfray tuviera un poco de humor! ¡Se podría transformar todo este asunto de Freud nazi y perverso sexual en historia judía!
Creo que su editor debería aconsejarle dejar de derrapar en todos los medios como lo hace apabullando a sus interlocutores. Por otro lado, esto plantea el problema del rol de los medios en tales circunstancias. ¿Se debe dejar decir a cualquiera cualquier cosa, en nombre de la total libertad de expresión? En principio si, y dejo a Onfray inventar hechos que no existen, acusar a todo el mundo de todo y de cualquier cosa, e insultarme por todos lados sin intervenir. Pero los periodistas que no dejan de denunciar a los hombres políticos al menor derrapaje verbal, deberían quizás hacer lo mismo con otros. Me gustan los medios, tengo muchos amigos periodistas, yo misma en la prensa literaria, formo parte de una generación que ama a la televisión y la radio apasionadamente y pienso que se debería, en esta ocasión, reflexionar sobre las condiciones en que son conducidos los debates intelectuales. Hasta el presente estaba bien, pero ahora comienza a derrapar seriamente. Verdaderamente hay que reflexionar.
- C.: Cuando se hace la cuenta de los reproches que dirige Onfray al Freud hombre, uno se da cuenta rápidamente que son reproches sin consistencia pero totalmente histerizados por el mismo Onfray: Freud “cocainómano” (cierto, la época descubría la coca y se pensaba inocentemente que tenía virtudes curativas), “adúltero” (al margen del hecho que su historia con su cuñada sea verdadera o falsa, lo que es notable, es que el filósofo hedonista y anticlerical apele a una crítica tan puritana y digna de los curas que lo habrían traumatizado en su infancia) , sin duda “pater familias” como era en esa época, ciertamente muy ambicioso, y bien decidido a triunfar en su carrera (lo que Onfray llama de una manera nauseabunda “su obsesión por el dinero”, y a veces, confesémoslo “fanfarrón” (cuando Freud se compara con Copérnico y Darwin). Pero qué todo esto significa hacerse cargo, nada más.
- R.: Escuche, todo esto no es serio. La historia de la relación con la cuñada (Minna Bernays) es muy conocida. Yo se la cuento al final de esta entrevista, es para morirse de risa. Le doy la primicia al final de esta entrevista, (un extracto), tal como yo la enuncié en mi seminario de 2007 sobre la vida privada de Freud. Enseguida pasé mis notas a Michèle Perrot, mi directora de tesis, para su magnífica Histoire de chambres (Seuil 2009). En los Estados Unidos, el antifreudismo radical tiene por epicentro la tesis de la perversión sexual de Freud, de su adulterio, etc., tesis típicamente puritana, mientras que en Francia, el antifreudismo radical no pasa por la vida privada sino por la doctrina asimilada a una teoría parasitaria, depravada,… Onfray liga las dos tesis, la de los puritanos y la de los denunciadores de la doctrina parasitaria, extraña al territorio francés, de ahí la oposición que propone entre el buen territorio regional y la vida intelectual parisina depravada y entonces freudiana. Por otra parte, cuando se sabe que Onfray cree que Freud le hizo un hijo a su cuñada y después la obligó a abortar en 1923 cuando ella tenía 58 años, uno se pregunta si ese libro ha sido leído por el editor y si el autor se ha servido de correctores serios (p. 246)
- C.: Lo cómico de este asunto es, para un filósofo como él que ha declarado siempre que él era de izquierda, e incluso de extrema izquierda (y yo pienso que él es sincero cuando lo dice) haberse encontrado siempre, y sin duda inconscientemente del lado de lo peor. Así de su fascinación por las “eróticas” llamadas solares, paganas y arrianas, o extrayendo de un tantrismo de pacotilla, pero que son en efecto propio de la extrema derecha atea, céltica, vagamente tomados por la India y sus esvásticas. En ese sentido, Onfray rejuntaría los ocultismos burlados por Philippe Muray en Le XIX ème siècle à travers les âges, y que se distinguían todos por su antisemitismo esencialista. Sin olvidar su recuperación por Rael después de la publicación del Traité d’ athéologie….
- R.: Usted tiene razón, lo he dicho anteriormente en el texto que he difundido por los medios sin referirme para nada a Philippe Muray con quien no comparto las opiniones. Dije lo que pienso de ese Traité d’ athéologie en el cual la cizaña contra Freud es la continuación y esta es la tesis: el monoteísmo, religión de la pulsión de muerte, prefigura el fascismo y el nazismo. Como Freud es el heredero del judaísmo, es fascista y está habitado por la pulsión de muerte, porque él la ha teorizado y persigue al pueblo del cual él es el heredero. Todo esto no se sustenta.
Yo quisiera ahora cambiar de tema: Michel Onfray me insulta, pero hace un año que me invitó a Argentan para presentar el film que Elisabeth Kapnist ha realizado con mi colaboración para France 3 y ARTE en 1997: Sigmund Freud. L´ invention de la psychanalyse. Me presentó como la más eminente historiadora del psicoanálisis y entonces debatimos el film, porque Elisabeth Kapnist es amiga de él. Por qué hoy él rechaza debatir aun cuando se lo proponen de todas partes: en la radio, en un teatro parisino e incluso en el auditorio del Monde (diario en el cual yo colaboro desde hace 14 años) y que le ha acordado derecho de respuesta, virulento, contra mi persona, después de un artículo en el cual yo criticaba su libro y no su persona. Yo dije claramente que una vez publicado el libro, mi crítica y la respuesta también, aceptaba este debate y lo hice saber al director del diario Eric Fotorino y a aquellos que han trabajado conmigo para el fuera de serie. ¿Por qué Michel Onfray rechaza el debate con las mismas armas que le es propuesto por todo el mundo y porque elije, con el acuerdo de varios periodistas y otros productores, las personas con las cuales el espera debatir? Habría que saber: ¿por qué Onfray recurre al insulto después de haberme invitado el mismo? Yo ya había respondido entonces a varios de sus ataques delante de su propio público, porque ya en esa época empezaba a decir de Freud lo que figura en su libro. ¿De qué tiene miedo Michel Onfray?
- Elisabeth Roudinesco es historiadora, directora de investigaciones en la Universidad de París VII – Diderot (UFR – GHSS), habilitada a dirigir sus investigaciones (HDR). Ella sostiene desde 1992 un seminario sobre la historia del psicoanálisis que se ha dado primero en EHESS, después en EPHE y por último en ENS. Sus obras fueron traducidas en 30 idiomas.
Inédito: la historia del rumor de la relación de Freud con Minna Bernays
En la casa Freud vivían en ese entonces alrededor de once personas: Freud, Minna Bernays, su cuñada, Martha su mujer, seis hijos y dos domésticas. Así había armado Freud su universo familiar al cual estaba atado. Y es en ese momento en el cual Minna vive con él y en el cual él no tiene relaciones sexuales con Martha que se elaboran sus principales teorías: el Edipo, la nueva teoría de la familia, el abandono de la teoría de la seducción, todas cosas donde se tratan las relaciones internas de la familia: seducción de los niños por los parientes y los padres, abandono de esta tesis, fantasmas, la prohibición del incesto, etc. Es a partir de esta fecha también que Freud decide cada verano ceder a su pasión por los viajes después de haber tenido fobia y sobre todo él divide sus vacaciones: Martha tiene horror a los viajes. Freud pasa entonces en familia una parte de las vacaciones de verano y viaja durante la otra parte y Minna es su compañera de viaje. Digo “compañero” porque verdaderamente es el término que conviene y no “compañera”, como se ve en su correspondencia de viaje (Notre coeur tend vers le sud, Fayard, 2005, del cual yo hice el prefacio). Durante el verano de 1898, viajan juntos a la Engadine por primera vez. Están muy excitados y escriben cartas a Martha. Describen las dificultades del turismo en esa época, como encuentran o no encuentran habitación: a veces una habitación para dos la mayoría de las veces dos habitaciones.
El 10 de agosto de 1898, encuentran dos habitaciones y Minna escribe: “Yo puedo al fin desfilar con mi vestido de franela y con toda mi bijoux y por supuesto Sigi me encuentra siempre de una elegancia extrema pero yo no sé si los otros comparten esta opinión” (Notre coeur, p. 115). El 13, Freud escribe a Martha desde Maloja que están los dos muy bien y que descendieron a un modesto establecimiento suizo frente a una fortaleza hotelera (p. 117). Se quedaran ahí hasta el 15.
En un viaje a Riva, cerca del lago de Garde, donde ellos toman dos habitaciones, Freud escribe que está molesto por la presencia de clientes austríacos que pueden reconocerlo y tanto más porque está acompañado por una mujer que no es la suya (p. 134). Se siente culpable ante la evidencia pero Minna para nada: nada de esto en su correspondencia. A partir de 1922, tres mujeres estarán presentes en el hogar de Freud: Minna, Martha y Anna su última hija que de alguna manera, jugará al lado de él un rol similar al de Minna. Salvo que analizada por él ella devendrá jefa de escuela y él estará tan celoso como lo había estado de Martha cuando fue cortejada por un hombre joven.
No haría falta tanto para que Freud fuera acusado de bígamo y de mantener una relación bajo el mismo techo con su cuñada, con el consentimiento tácito de Martha. A medida que el psicoanálisis obtenía éxito y que se amplificaba el odio hacia un Freud mirado como un obsesivo sexual, se amplificaba también la idea de que solo era un hipócrita y un mentiroso que, preconizando las prohibiciones, las transgredía.
Este rumor existía en Viena en vida de Freud, este comenzó a difundirse y sobre todo el tema de un gran debate historiográfico a partir de los años 50, es decir en la época en la cual el movimiento psicoanalítico construía su historia oficial y en el momento en el cual Jones se convertía en el biógrafo de Freud muchas personas se hicieron eco de esto: Bruno Bettelheim, Carl Gustav Jung, Max Graf. El primero nunca estuvo cerca de Freud pero era el mismo un personaje transgresor y el segundo había sido el discípulo más cercano no judío antes de la ruptura con él. Jung era conocido por sus relaciones extra matrimoniales incluidas aquellas con sus pacientes.
El 29 de agosto de 1953, interrogado por Kurl Eissler para los archivos Freud, él dice: “la hermana más joven sostenía una importante transferencia con Freud y él no era insensible a esto”, y Eissler: “usted quiere decir que ellos tenían una relación” y Jung: “Oh una relación, yo no sé hasta qué punto pero mi dios, se sabe bien como ¿no es cierto?”. En 1957, vuelve a la carga y confía a su amigo John Billinsky un testimonio que se haría público después de la muerte de Jung en 1969: Jung evoca su primera visita a Viena en 1907: “En seguida conocí a la joven hermana de la esposa de Freud. Ella era muy linda, y no solo sabía algo de psicoanálisis sino que conocía casi todo acerca de las actividades de Freud”. Cuando más tarde yo visité el laboratorio de Freud, su cuñada me preguntó si podía hablarme. Ella estaba muy perturbada por sus relaciones con Freud y se sentía culpable. Me dijo que Freud estaba enamorado de ella y que sus relaciones eran muy íntimas. Esta revelación me impactó y todavía hoy me acuerdo de la angustia que sentí entonces. Dos años más tarde, Freud y yo fuimos invitados a la Clark University de Boston. Durante 7 semanas estuvimos juntos cada día. Desde el comienzo del viaje comenzamos a hacer el análisis de nuestros sueños recíprocos. Freud tuvo algunos sueños que lo perturbaban mucho y que evocaban siempre el mismo triángulo: él, su mujer y su cuñada. El no imaginaba que yo podía saber al respecto de esta relación”. Y cuando Jung le pide hacer asociaciones, Freud replica: “Yo podría decirle más sobre eso pero no puedo permitirme arriesgar mi reputación”. Examinemos este testimonio. Primero fue publicado por Billinsky después de la muerte de Jung. Segundo Jung se contradice respecto a lo que afirmó a Eissler. Por último muchas cosas son chocantes: Minna no era linda, al contrario que su hermana, aunque con los años terminaron pareciéndose. Freud no tenía un laboratorio sino un consultorio. En fin, no se entiende como Minna hubiera podido dar semejante testimonio a un hombre que acababa de conocer. En fin, si es cierto que durante el viaje por Washington, los tres hombres se cuentan sus sueños y beben mucho al punto que Freud tiene un síncope, si es verdad que Freud rechaza la ayuda de Jung sobre la interpretación de sus sueños, nada nos permite decir que estos se referían a Minna. (Peter Gay, Biographie de Freud, p. 844)
A partir de los años 1970, con la emergencia de la corriente revisionista y el nuevo periodo de odio al psicoanálisis, la concepción de un Freud perverso, padre de una hija perversa, que él había analizado para transformarla en una perversa a su servicio fue entonces empleada para demostrar que todas las teorías del movimiento psicoanalítico solo eran la traducción de una monstruosidad familiar. Y que si se llegara a demostrar la existencia de una relación con Minna, todo el edificio freudiano se desmoronaría. ¿Pero cómo probar lo incomprobable? Nada en la vida ni en la correspondencia de Freud permitía afirmar la existencia de tal relación y nada por otro lado permitía decir que Anna había sido homosexual, sino es su cohabitación con Dorothy (las dos mujeres no dormían en la misma habitación, pero eso no quiere decir nada).
En 1982, Peter Swales, el más loco de los revisionistas americanos, apoyado por Adolf Grunbaum que era de alguna manera su fianza “científica” (físico y sabio, adepto a un anti – freudismo virulento pero muy escuchado en los Estados Unidos) hizo circular dos artículos dactilografiados de los cuales uno solo fue publicado: “Freud, Minna Bernays and the Conquest of the Rome: New Light on the origins of Psychoanalysis” (New American review) y “Freud, Minna Bernays and The Imitation of The Christ”.
Swales se apoyaba en un pasaje de Psychopathologie de la vie quotidienne, en el cual Freud cuenta la historia de un hombre joven, judío vienés, que él conoce en uno de sus viajes y que tiene un olvido de un nombre citando un verso de Virgilio, aquel de Dido que espera a su vengador: “Exoriare aliquis nostri ex ossibus ultor” lo que significa “ y tu alguien “aliquis” nacido de mi osamenta, mi vengador”. El joven hombre omitió la palabra “aliquis” y Freud le pidió asociar con ese nombre. El piensa entonces a “liquis” después a la sangre que se licua del famoso Saint Janvier (San Gennaro) cada año en la iglesia napolitana que él había visitado. Y a partir de ahí el extrapola y termina por decir a Freud que lo que el teme es que su amante le anuncie una mala noticia, un atraso en su regla, que significaría que ella está encinta.
Apoyándose entonces en el método freudiano de interpretación con el cual el pretende rechazar la cientificidad, Swales espera demostrar que este ejemplo es una autobiografía enmascarada, (como toda la obra de Freud) y que significa que Freud tuvo una relación con la cuñada y que la embarazó y después la hizo abortar. Esta interpretación no tiene ningún fundamento.
Es así entonces como la historiografía freudiana norteamericana se hundió en el delirio. Porque esta posición de Swales ha obtenido éxito en los Estados Unidos, como por otro lado las posiciones de Jeffrey Moussaief Masson, de la cual yo les he hablado, y es así que se ha desarrollado una campaña de terror orquestada por Swales y Grunbaum, quienes del modo más serio querían redireccionar las equivocaciones de los historiadores llamados “post – freudianos” para obligarlos a reescribir sus textos en función de la nueva prueba de archivo. Después de haber estado en contacto con Swales que me transmitía documentos de la LOC, yo fui entonces amenazada e insultada en la prensa americana y brasilera (designada como “histérica y puta”). Ilse Grubrich – Simitis recibió laxantes por correo y estuvo aterrorizada.
Bajo el nombre de Aliquis los dos compadres han comenzado entonces a amenazar a los otros historiadores, intimándolos a hacer la autocrítica, después han sobornado a la prensa para explicar que Freud no era más que un falso sabio habiendo aplicado a sus pacientes sus propios fantasmas. Todas estas teorías no eran entonces, según ellos, más que los dichos autobiográficos de un perverso abusando de su cuñada e inventando para sus pacientes abusos que él les hacía confesar como los antiguos inquisidores.
Pero del mismo modo los negacionistas han obligado a los historiadores a no aceptar sus tesis sino invalidarlas con sus argumentos racionales, los revisionistas antifreudianos han obligado a los historiadores a tomar en serio el asunto Minna y a hacer de eso una postura historiográfica. Es desde esta perspectiva que Peter Gay, el ultimo biógrafo de Freud, ha publicado un artículo en 1990 titulado “Le chien qui n´ aboyait pas la nuit” (Tomado del PUF en “En alisant Freud, explorations et divertissements”)
Explicando que son las denegaciones de Jones después las afirmaciones de los otros que lo han conducido a examinar el problema, Gay como por otra parte el historiador Albrecht Hirschmuller que lo estableció, ha examinado toda la correspondencia entre Freud y Minna aún sin publicar. Se da cuenta entonces que faltan algunas cartas pero que ninguna enumeración permite decir que ellas hubiesen sido disimuladas. Y el agrega que las cartas faltantes son como el perro de Sherlock Holmes que no ladra a la noche. En su biografía se había comprometido, bajo amenaza, a hacer su autocrítica en el caso en que un nuevo archivo sea descubierto.
Es este debate que ha emergido de nuevo recientemente, saliendo en la primera página de toda la prensa americana y alemana y confirmando las tesis de Aliquis.
Un sociólogo alemán, Franz Maciejewski, ha encontrado un nuevo archivo. Se trata de la firma de Freud en el registro del hotel Schweizerhaus fechado el 13 de agosto de 1898 y designado en la carta de Freud (Notre coeur) como la fortaleza hotelera frente a la cual él se instaló con Minna (en un modesto albergue). El registro indica de la mano de Freud: “Doctor Freud y Señora”.
No hacía falta tanto para relanzar el debate y las amenazas volvieron a comenzar, tendiendo probar que ésta vez y ese día Freud habría pasado la noche en este lujoso hotel (y no enfrente) y que el habría hecho pasar a su cuñada por su mujer. Lo más sorprendente, es que a título de “prueba” del delito, el New York Times (24 de diciembre de 2006) publico la fotografía de la habitación 11, tal como está arreglada hoy, con una televisión y dos camas gemelas.
Esta tesis ha sido retomada por Ursula Gauthier (responsable del famoso numero sobre Le libre noir de la psychanalyse) en Le Nouvel Observateur (Sexo, mentiras y libido). Fui intimada como historiadora a “revisar” mi Dictionnaire y adoptar la nueva verdad al fin revelada sobre las estafas y transgresiones de Freud (11 – 17 enero) Y he respondido (NO, 15 de enero) al interrogarme sobre la significación de la foto (la habitación hoy) como pretendida “prueba de archivo”.
De golpe toda la prensa mundial, apretada por Swales, que escribe sus amenazas a mano, deduce que esta vez la relación está confirmada y que de golpe Freud siendo un mentiroso toda su teoría se derrumba. (Sunday Times, 7 de enero de 2007, Frankfurter Rundschau, 28 de septiembre de 2006, etc.).
Que esta tesis sea inaceptable, es evidente, pero que uno pueda extraer de este archivo la mínima prueba crea problema. Por una parte, Freud ha podido firmar este registro y cambiar de hotel porque el permaneció tres noches en Maloja, y, por otra parte, pudo perfectamente dormir con Minna en esta habitación de la cual se desconoce la antigua decoración, porque de todas formas el dormía en ocasiones en la misma habitación cuando no lograba encontrar dos (como está indicado en Notre coeur).
El investigador esta entonces satisfecho con esta firma para acreditar la tesis de un Freud amante de su cuñada y simulador, aun cuando solo se miró el registro del hotel de enfrente, si existe todavía, y de informarse acerca de las disposiciones de las habitaciones en la época. Más que de una intencionalidad de simulación se puede también interpretar el “y Señora” como algo banal: Freud se sentía culpable que se lo viera con su cuñada lo que quiere decir que podía perfectamente designarla como su mujer en los hoteles para tener paz. La simulación no se asienta forzosamente sobre un acto real del cual no se sabrá jamás si tuvo lugar. Se puede interpretar el “Y Señora” de otra manera. En el mundo germánico de esta época y especialmente en la Suiza germánica, este sintagma significa, en la tradición hotelera, que se elige una habitación doble cualquiera sea la persona con la cual se viaje. Como es el caso aún hoy en Italia cuando se reserva una habitación matrimonial: esto quiere decir “dos personas” (una habitación doble) y no necesariamente para una pareja casada. Es entonces posible que Freud haya utilizado este término con esa significación.
Pero lo que es cierto, es que si hubo relación, no pudo ser breve, solo después de este primer viaje donde aparece una excitación particular y que todas las tesis acusatorias tienen el defecto de no ser pruebas sino interpretaciones de hechos tendientes a destruir a Freud y al psicoanálisis.
Lo más sorprendente, es que un psicoanalista suizo, Ferruccio Bianchi, habitué de este hotel donde pasa sus vacaciones de invierno, alertado por todo este asunto parece haber resuelto el “problema de la habitación”: “Yo me he alojado seguido en la habitación 23, escribe, y entonces la conozco bien. La habitación 11 donde se alojó Freud es hoy la habitación 23 y esta habitación es doble, una especie de pequeño departamento con un cuarto grande y uno pequeño que se comunican. –yo la conozco bien, porque nosotros íbamos en familia y nuestros hijos ocupaban la habitación pequeña. El gerente me confirma que en esa época tenía la misma conformación. (Le carnet psy, abril 2007)
Es entonces evidente desde ese momento que la tesis de Swales y Maciejewski es enteramente falsa, lo que no impide a este último escribir hoy un libro entero sobre el tema. Pero tengo intención de ir un día a ver esos sitios…
Elizabeth Roudinesco
Traducción
Lic. Olga Mabel Máter – info@olgamater.com
Prof. Alejandra Freschi – alejandra_freschi@hotmail.com
*Este texto forma parte del articulo RING y las revistas Imago y Elsigma
ELSIGMA: http://www.elsigma.com/entrevistas/elisabeth-roudinesco-entrevista-exclusiva-por-pierre-cormary/13037
RING: http://www.surlering.com/article/article.php/article/elisabeth-roudinesco-entretien-exclusif