SUPERVISION CLÍNICA
Nuestro quehacer profesional cuenta, a partir de la letra freudiana, con tres pilares: la formación teórica, la práctica clínica y el análisis personal así como la supervisión o llamado de “control”.
Se propone un espacio de trabajo, en el cual prime el discurso analítico, a partir de una viñeta o fragmento clínico que propicia una inquietud clínica desde la práctica o teoría, cual fuere que al colega lo atraviese en el quehacer de nuestra profesión o profesión a fin al campo de la salud mental.
Un espacio que hace lazo con el discurso analítico en cuanto que, se considera:
- individual o grupal;
- institucional: espacios públicos o privados;
- de formación clínica y teóricas u otros;
- un espacio de revisión y de apertura, junto a una nueva escucha “ampliada” de quien invita al espacio como de quien acude, tanto del material como desde su posición en la dirección de la cura;
- de construcción e invención, en cuanto a los laberintos que la clínica presenta, acorde a las particularidades tanto de quien se interroga como del material que se presenta;
- no es un espacio de súper – visión sino por lo contrario, que la escucha y la mirada se motorice, en cuanto a la transferencia y el deseo
- seguimiento de las producciones en el ámbito de supervisión;
- un método de investigación que al mismo tiempo relance el deseo del analista en su formación y análisis personal.
Recorriendo la historia del movimiento psicoanalítico desde sus inicios, advertimos significativamente que:
- Sigmund Freud en 1919 introduce el término y es sistematizado en 1925 por la International Psychoanalytical Association (IPA) como una práctica obligatoria, para designar “el psicoanálisis al que se somete un psicoanalista que también está en análisis didáctico, analiza a un paciente, y acepta ser controlado o supervisado, es decir, acepta dar cuenta a otro psicoanalista (controlador) del análisis de ese paciente”.
- La palabra control se impuso primero en alemán, después en francés y castellano por influencia de Jacques Lacan, mientras que la palabra supervisión se generalizó en los países angloparlantes y en las sociedades psicoanalíticas pertenecientes a la IPA, donde ha reemplazado a la traducción directa del vocablo alemán.
- Sigmund Freud, así en 1918/9 en el artículo “¿Debe enseñarse el psicoanálisis en la universidad?” que escribe en húngaro, en tiempos en que lo atravesaba la inquietud de que el discurso analítico continuara haciendo lazo, su transmisión y dificultades, que lo guiaran a concluir en la imposibilidad por estructura de curar, gobernar y educar.
- La evolución de esta práctica fue de la mano con el desarrollo en el movimiento psicoanalítico de una reflexión sobre la contratransferencia y sobre el psicoanálisis llamado didáctico.
- En 1925, en el Congreso de Bad-Homburg, cuando Max Eitingon impuso como obligatorio el análisis de control, al mismo tiempo que el análisis didáctico, en todas las sociedades componentes de la IPA. Bajo la influencia progresiva de la poderosa American Psychoanalytic Association (APA), la palabra supervisión reemplazó hacia 1960 a la palabra control, reinstaurada en Francia por Jacques Lacan y adoptada en general por el movimiento lacaniano.
- El significante en inglés “control”, lo mismo que los equivalentes en francés y alemán, pone el acento en la idea de dirigir y dominar, mientras que la palabra supervisión remite a una actitud no directiva.
- Todas las corrientes del freudismo (annafreudismo, kleinismo, lacanismo, Ego Psychology, Self Psychology) admiten como regla la necesidad de que el futuro psicoanalista complete su análisis didáctico con por lo menos un análisis de control, realizado en general por un psicoanalista que no sea el didacta.
- A partir de las enseñanzas de Jacques Lacan y su retorno a Freud se hace referencia al análisis terapéutico y análisis didáctico, y despliega sus críticas y nuevas formulaciones que realiza a ciertas conceptualizaciones de la época.
No obstante, señala “Hay una sola clase de psicoanálisis, el análisis didáctico” S. 11 pág. 274. Lacan de este modo anula dicha distinción. De este modo, el pasaje de analizante a analista (fin de análisis) en que los análisis producen un analista, no solo es por autorizarse así mismo en ese recorrido, sino también con “otros” analistas. (Proposición 1967)